15 de octubre de 2012

DON’T YOU KNOW ME?: Capítulo 3


03


La nostalgia siempre se apoderaba de Mariana, las ganas de volver a estudiar la invadían cada vez que llegaba un estudiante a su librería preguntando o comprando un libro para su clase, pero no podía hacer nada, debía trabajar para que su madre pudiera ir a las terapias que necesitaba para poder recuperar la movilidad en sus piernas. Chanel también trabajaba pero a veces no era suficiente para cubrir todos los gastos, incluyendo los del hogar, por suerte para Mariana, Liam le aportaba dinero para la comida y los artículos necesarios para ambos poder vivir a gusto en su departamento.


Fue un día largo en la librería, hubo muy pocas ventas y cada vez que eso sucedía Mariana subía desanimada a su departamento. Ya le tocaba llevar a su madre a San Diego para hacer su terapia mensual en las piernas.



-Ánimos prima, quita esa carita –le animó su primo al sentarse en la mesa de la cocina a cenar.

-Ay Liam, es que nos hace falta 350 dólares para poder completar el dinero de la terapia –dijo con la mirada triste y preocupada.

-Yo te los puedo prestar.

-No, tu tienes tus propios gastos, no quiero que tengas más gastos y por mi culpa.

-Por eso no te preocupes, es más ni si quiera te los voy a prestar, te voy a dar ese dinero.

-¿Qué? Ni se te ocurra –se opuso ante la propuesta de su primo.

-Mariana –tomó una de sus manos –no seas orgullosa, acéptalo por mi tía, no por ti.


Mariana suspiró.


-Está bien primo, gracias.


Liam se levantó de la mesa y se dirigió hasta donde estaba su prima para darle un abrazo. Ella tan solo se acurrucó en los brazos de su primo.
Muy temprano a la mañana siguiente, el olor a café invadió la habitación de Mariana, frunció el ceño aún con los ojos cerrados y se estiró un poco antes de levantarse. Con el cabello despeinado y una cara de trasnocho bajó las escaleras hasta la planta baja y se encontró con su primo preparando el desayuno, siempre era ella quien tenía todo preparado para su primo pero los sábados él era quien le preparaba el desayuno.


-¿Acaso nunca encuentras pantalones por la mañana? –Le preguntó a su primo quien estaba en la cocina solo en calzones.

-¿Que te puedo decir? Soy Liam, soy repugnante –agregó con un tono de burla y sarcasmo. Mariana solo agitó la cabeza y rió.


Ella se sentó en la barra de la cocina y Liam le sirvió un plato con huevos y tocino acompañados de un pedazo de pan tostado, colocó otro con lo mismo para él y dos jugos de naranja, se sentó también y desayunaron juntos.


-Si no te apresuras se te hará tarde primita.

-Lo sé, casi son las 9:00AM. Voy a ducharme.

-Deberías  dejar de trabajar los sábados.

-No Liam, sabes que necesito el dinero – Se levantó bruscamente de la barra de la cocina y subió con rapidez a ducharse mientras Liam arreglaba y limpiaba la cocina. Momentáneamente sonó el timbre.

-¡Liam abre! Seguro es Chanel, viene a traer unos papeles –gritó Mariana desde el cuarto de baño.


El chico castaño secó sus manos, que estaban metidas en el fregadero, y se dirigió a la puerta, al abrirla se encontró con alguien que no era precisamente la hermana de Mariana. Él sujeto miró de pies a cabeza a Liam con disgusto, lo que hizo darse cuenta que seguía en calzones.


-¿Interrumpo algo? –Preguntó el sujeto.

-No, ¿deseabas algo? –Le cuestionó Liam con seriedad. Instantáneamente Mariana se incorporó en bata de baño a recibir a quien pensaba ella quién era, su hermana.

-¿Liam, quién era? –Se detuvo al ver que no era Chanel. –Tú, ¿Qué haces aquí?


Mariana estaba bastante sorprendida con la visita tan inesperada de Kendall, había pasado más de un mes desde la vez que lo conoció, ella pensaba que más nunca lo volvería a ver.


-Creo que mejor me largo –acotó el rubio sin más que hablar.

-¡Kendall, espera!


Intentó detener a Kendall pero su primo la detuvo a ella, haciendo que entrara al departamento nuevamente. Ella profirió en voz baja y se preguntaba a sí misma qué era lo que Kendall quería, ¿por qué la estaba buscando? Estaba por dirigirse a vestirse para ir a la librería hasta que Liam la observó con asombro.


-¿Qué sucede bobo?

-¿Tú…? ¿Lo llamaste Kendall?

-Sí.

-Espera un momento, ¿Kendall Schmidt?


Ella lo observó atónita, por un momento había olvidado que su primo conocía a ese actor y, que fue capaz de reconocerlo. Mariana asintió ante la pregunta de su primo.


-¡¿Qué?! ¿Cómo es que lo conoces? ¿Cómo sabe que vives aquí? ¡¿De qué me perdí?!


No dejó que su prima pudiera escabullirse de sus cuestionamientos,  él necesitaba las respuestas a todas esas preguntas que le formuló a su prima.


-Es largo de explicar y ya casi es hora de abrir la librería.

-¡No! Me explicas ya mismo que sucedió –le reclamó algo frustrado por saber que era lo que estaba sucediendo.

-Bien, fue a la librería a comprar un libro, no lo consiguió. Se marchó, fui a comprar un café y me tropecé de nuevo con él tumbando mi café en su camiseta. Lo hice subir, le lavé su camiseta y se la regresé, luego se marchó y no supe más de él hasta que apareció hoy aquí y no sé que demonios quería, ¿feliz?


Lo dijo lo más rápido que pudo para poder ir a terminar de arreglarse, Liam tan solo quedó boquiabierto. Para él, le parecía tan increíble lo que acababa de escuchar. Por su parte Mariana pasó el resto del día pensando porqué Kendall había ido hasta su casa.




Nota de la escritora: Por favor, si has leído éste capítulo, califícalo según tu criterio y comenta. Todos los derechos son reservados. S93N © 2012 .

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