03
La nostalgia siempre se apoderaba de Mariana, las ganas de
volver a estudiar la invadían cada vez que llegaba un estudiante a su librería
preguntando o comprando un libro para su clase, pero no podía hacer nada, debía
trabajar para que su madre pudiera ir a las terapias que necesitaba para poder
recuperar la movilidad en sus piernas. Chanel también trabajaba pero a veces no
era suficiente para cubrir todos los gastos, incluyendo los del hogar, por
suerte para Mariana, Liam le aportaba dinero para la comida y los artículos
necesarios para ambos poder vivir a gusto en su departamento.
Fue un día largo en la librería, hubo muy pocas ventas y
cada vez que eso sucedía Mariana subía desanimada a su departamento. Ya le
tocaba llevar a su madre a San Diego para hacer su terapia mensual en las
piernas.
-Ánimos prima, quita esa carita –le animó su primo al
sentarse en la mesa de la cocina a cenar.
-Ay Liam, es que nos hace falta 350 dólares para poder
completar el dinero de la terapia –dijo con la mirada triste y preocupada.
-Yo te los puedo prestar.
-No, tu tienes tus propios gastos, no quiero que tengas más
gastos y por mi culpa.
-Por eso no te preocupes, es más ni si quiera te los voy a
prestar, te voy a dar ese dinero.
-¿Qué? Ni se te ocurra –se opuso ante la propuesta de su primo.
-Mariana –tomó una de sus manos –no seas orgullosa, acéptalo por mi tía, no por ti.
Mariana suspiró.
-Está bien primo, gracias.
Liam se levantó de la mesa y se dirigió hasta donde estaba
su prima para darle un abrazo. Ella tan solo se acurrucó en los brazos de su
primo.
Muy temprano a la mañana siguiente, el olor a café invadió
la habitación de Mariana, frunció el ceño aún con los ojos cerrados y se estiró
un poco antes de levantarse. Con el cabello despeinado y una cara de trasnocho
bajó las escaleras hasta la planta baja y se encontró con su primo preparando
el desayuno, siempre era ella quien tenía todo preparado para su primo pero los
sábados él era quien le preparaba el desayuno.
-¿Acaso nunca encuentras pantalones por la mañana? –Le
preguntó a su primo quien estaba en la cocina solo en calzones.
-¿Que te puedo decir? Soy Liam, soy repugnante –agregó con
un tono de burla y sarcasmo. Mariana solo agitó la cabeza y rió.
Ella se sentó en la barra de la cocina y Liam le sirvió un
plato con huevos y tocino acompañados de un pedazo de pan tostado, colocó otro
con lo mismo para él y dos jugos de naranja, se sentó también y desayunaron
juntos.
-Si no te apresuras se te hará tarde primita.
-Lo sé, casi son las 9:00AM. Voy a ducharme.
-Deberías dejar de
trabajar los sábados.
-No Liam, sabes que necesito el dinero – Se levantó
bruscamente de la barra de la cocina y subió con rapidez a ducharse mientras
Liam arreglaba y limpiaba la cocina. Momentáneamente sonó el timbre.
-¡Liam abre! Seguro es Chanel, viene a traer unos papeles
–gritó Mariana desde el cuarto de baño.
El chico castaño secó sus manos, que estaban metidas en el
fregadero, y se dirigió a la puerta, al abrirla se encontró con alguien que no
era precisamente la hermana de Mariana. Él sujeto miró de pies a cabeza a Liam
con disgusto, lo que hizo darse cuenta que seguía en calzones.
-¿Interrumpo algo? –Preguntó el sujeto.
-No, ¿deseabas algo? –Le cuestionó Liam con seriedad.
Instantáneamente Mariana se incorporó en bata de baño a recibir a quien pensaba
ella quién era, su hermana.
-¿Liam, quién era? –Se detuvo al ver que no era Chanel. –Tú,
¿Qué haces aquí?
Mariana estaba bastante sorprendida con la visita tan
inesperada de Kendall, había pasado más de un mes desde la vez que lo conoció,
ella pensaba que más nunca lo volvería a ver.
-Creo que mejor me largo –acotó el rubio sin más que hablar.
-¡Kendall, espera!
Intentó detener a Kendall pero su primo la detuvo a ella,
haciendo que entrara al departamento nuevamente. Ella profirió en voz baja y se
preguntaba a sí misma qué era lo que Kendall quería, ¿por qué la estaba
buscando? Estaba por dirigirse a vestirse para ir a la librería hasta que Liam la
observó con asombro.
-¿Qué sucede bobo?
-¿Tú…? ¿Lo llamaste Kendall?
-Sí.
-Espera un momento, ¿Kendall Schmidt?
Ella lo observó atónita, por un momento había olvidado que
su primo conocía a ese actor y, que fue capaz de reconocerlo. Mariana asintió
ante la pregunta de su primo.
-¡¿Qué?! ¿Cómo es que lo conoces? ¿Cómo sabe que vives aquí?
¡¿De qué me perdí?!
No dejó que su prima pudiera escabullirse de sus
cuestionamientos, él necesitaba las
respuestas a todas esas preguntas que le formuló a su prima.
-Es largo de explicar y ya casi es hora de abrir la
librería.
-¡No! Me explicas ya mismo que sucedió –le reclamó algo
frustrado por saber que era lo que estaba sucediendo.
-Bien, fue a la librería a comprar un libro, no lo
consiguió. Se marchó, fui a comprar un café y me tropecé de nuevo con él
tumbando mi café en su camiseta. Lo hice subir, le lavé su camiseta y se la
regresé, luego se marchó y no supe más de él hasta que apareció hoy aquí y no
sé que demonios quería, ¿feliz?
Lo dijo lo más rápido que pudo para poder ir a terminar de
arreglarse, Liam tan solo quedó boquiabierto. Para él, le parecía tan increíble
lo que acababa de escuchar. Por su parte Mariana pasó el resto del día pensando
porqué Kendall había ido hasta su casa.
Nota de la escritora: Por favor, si has leído éste capítulo, califícalo según tu criterio y comenta. Todos los derechos son reservados. S93N © 2012 .
Nota de la escritora: Por favor, si has leído éste capítulo, califícalo según tu criterio y comenta. Todos los derechos son reservados. S93N © 2012 .
en serio?? asi me dejas...
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