15 de diciembre de 2012

DON’T YOU KNOW ME?: Capítulo 6 (Parte 2)

Continuación del capítulo 6.


Mariana sintió un extraño cosquilleo en todo su cuerpo al escuchar lo que Kendall le había dicho. ¿Celoso, porqué? 

-¿Celoso? –Preguntó con voz tartamuda.

-Si Mariana, estaba celoso.

-¿Por qué?

-¿Qué no es obvio? –Suspiró y tomó las manos de la chica –Tú me gustas. Me gusta la manera en que se dibuja la sonrisa en tu rostro, me gusta como te sonrojas cada vez que digo algo sobre ti, me gustan todas esas pequeñas cosas que odias de ti misma y al verte con otro chico no pude evitar sentir celos de ese chico.

-Pero, pero…, no sé que decir.

-Tú fuiste la única que me apoyó en todo momento, cuando estoy cerca de ti siento que todo lo gris y todo lo malo desaparece. No digas nada.


Ambos se quedaron callados y se miraron por unos segundos fijamente a los ojos, Mariana sentía que su corazón latía a mil por hora y sus manos comenzaron a sudar. Kendall cerró sus ojos y abrazó a Mariana, reposó su cabeza en el hombro de la chica intentando cubrirse en ella. Mariana no sabía que haber, tenía a un chico en sus brazos que le había dicho todo lo que sentía por ella. Definitivamente eso nunca le había sucedido antes.

La chica suspiró y llevó una de sus manos hasta la rubia cabellera de Kendall, entrelazó sus dedos en las hebras de cabello y comenzó a acariciarlo. Recostó su mejilla en la cabeza de él y cerró los ojos. Así permanecieron por al menos 20 minutos. Sin nada que decir o hacer, tan solo escuchaban sus respiraciones.

Kendall se separó un poco de Mariana y volvió su vista a sus ojos castaños, miró momentáneamente los labios de la chica y sin poder resistirse, le robó un pequeño beso. Ella le correspondió.


-Kendall, me tengo que ir.

Dijo la chica al terminar el beso.

-Quédate un poco más.

-No puedo, debo irme, ya es tarde.

Kendall apoyó su frente con la de Mariana y botó un poco de aire.

-Esta bien, pero déjame acompañarte.

-No, no es necesario.

-Mariana, no quiero que te vayas sola. Por favor, déjame ir contigo, quiero corroborar que llegarás bien.

-Esta bien Kendall.


El chico rubio sonrió victoriosamente y se encaminaron hasta el departamento de Mariana. Ambos iban callados, no sabían que decir después de ese beso. Kendall sentía un poco de decepción, quería escuchar de Mariana lo mismo que escuchó ella de él, pero la chica no decía nada, tan solo permanecía callada.

Mariana sabía que Kendall estaba un poco triste o desilusionado, ella quiso decirle lo mismo, quería decirle que también le gustaba pero simplemente se congeló. Al Kendall suspirar ella supo que debía hacer algo. Sacó su mano del bolsillo y sin decir nada tomó la mano del chico. Él la miró y ella le regaló una sonrisa, él hizo lo mismo.

Al Kendall sentir cómo la chica tomaba su mano no pudo evitar sonreír. Mordió su labio inferior y se limitó a regalarle una sonrisa. Él sabía que Mariana era una chica muy reservada y apenada, pero estaba seguro de que ella sentía lo mismo por él, aunque no se lo dijera.

Cuando llegaron hasta la entrada del departamento, Kendall tomó la otra mano de Mariana y volvió a sonreír, ella agachó la mirada con las mejillas coloradas y también sonrió.


-Hasta mañana Kendall.

-Hasta mañana linda.


Tras decir eso, se acercó un poco y le dio un pequeño beso en la mejilla, al hacerlo, Mariana cerró sus ojos y suspiró suavemente. Volvieron a intercambiar sonrisas y ella se adentró hasta su hogar. Kendall retomó el camino al hotel con un paso apresurado.

Mariana cerró la puerta y se recostó a ella para luego sonreír. Llevó su mano hasta su mejilla, donde Kendall le había besado, y luego pasó dos de sus dedos por sus labios, recordando el beso que le había dado Kendall.

-Que tierno es. –Susurró y sonrió. Posteriormente subió las escaleras hasta su habitación sin dejar de pensar en todo lo que había sucedido.


Nota de la escritora: Por favor, si has leído éste capítulo, califícalo según tu criterio y comenta. Todos los derechos son reservados. S93N © 2012 .

14 de diciembre de 2012

DON’T YOU KNOW ME?: Capítulo 6 (Parte 1)


06

Luego de lo que había sucedido con su primo, Mariana y Liam se estaban llevando mejor. Incluso la chica tuvo que confesarle a su primo que seguía frecuentando  a Kendall y que le había mentido un par de veces. Al principio Liam se molestó pero no tuvo otra opción que confiar en su prima.


Pasó un mes y Kendall seguía en California Heights, los rumores y escándalos habían cesado pero quería quedarse un poco más en ese lugar. Realmente su mayor motivo era aquella chica castaña que sin querer estaba comenzando a robarse el corazón de aquel actor fanfarrón y egocéntrico, según lo decía la farándula, cosa que no era cierta. Mariana había descubierto a un Kendall Schmidt que nadie conocía, era un chico muy tierno y divertido, un chico que por las noches se colocaba anteojos para gozar de una buena lectura.


Una tarde de otoño, Kendall decidió distraerse un poco. Fue hasta una pista de patinaje que había en la ciudad, para su sorpresa, se encontró a Mariana. El chico pensó que era una linda coincidencia hasta que vio a un chico castaño rodearla por la cintura y darle una vuelta mientras patinaban. Frunció el seño y una sensación de enojo lo embargó, se dio media vuelta y se retiró muy molesto, o simplemente estaba hasta los cabellos de celos.


<<No entiendo, ¿porqué no puede llegar hasta donde estaban? –Pensó - ¿Quién es ese chico? ¿Por qué me molesta tanto? Estúpida chica>>


La imagen de Liam abriendo la puerta del departamento de Mariana en ropa interior se le venía  a la cabeza. Eso le hacía hervir la sangre. Tan solo al llegar a su habitación le proporcionó un fuerte golpe a la almohada de su cama pero por desgracia, terminó golpeándose la mano con la cabecilla de madera de la cama. Maldijo al ver que sus nudillos comenzaban a sangrar.


Días más tarde,  al ver que Kendall no se aparecía en la librería, Mariana decidió ir a visitarlo. Al cerrar la tienda, subió por una chaqueta y le dejó una nota a su primo, quién salió  con unos amigos a cenar. La chica hundió sus manos en los bolsillos de la chaqueta de mangas largas y caminó con la vista al suelo. Ya el invierno se acercaba y el frío comenzaba a inundar las calles de California Heights.


-Hola Kendall.

Saludó Mariana con una pequeña sonrisa al joven actor, quién se mostró sorprendido de verla y a su vez, un poco fastidiado.

-Hola, ¿qué haces aquí?

-¿Puedo pasar?

El chico asintió levemente y cerró la puerta tras al haber pasado su amiga.

-¿Qué sucede Mariana? –Preguntó a secas, como si no le importase lo que la chica estaba haciendo allí.

-Sólo quería verte.


Comentó con un toque de inocencia y dulzura. Kendall internamente estaba tan contento de escucharla decir eso pero se mostraba serio y antipático por fuera. Intentaba no demostrarle nada a ella.


-Ah. –Bufó.

-Kendall, ¿qué te sucede?

-Nada.

-¿Nada? Apenas y me diriges la palabra, ¿te molesta que haya venido? – Él se mantuvo en silencio. -¡Respóndeme!

-¿Quién es él?

-¿Ah?


La chica estaba totalmente confundida, no entendía a lo que se estaba refiriendo su amigo.


-Kendall, no te entiendo.

-¿Quién es él, quién es? –Preguntó con desespero.

-¿Quién es quién?

-¡El chico! El que salió desnudo ese día a abrir la puerta de tu departamento, el chico ese que siempre mencionas, con el que estabas aquel día en la pista de patinaje, ¡¿quién es?!

-¿Te refieres a Liam?

-Si, ese. Como se llame. –Murmuró. La chica sólo empezó a reír. -¿Qué, ahora te ríes? Claro, te burlas de mí.

-Kendall, Liam es mi primo.

-¿Ah? –Abrió sus ojos como platos.

-Si, es mi primo. Vivimos juntos desde hace muchos años atrás.


Kendall sintió un ardor muy fuerte en sus mejillas, estaba totalmente sonrojado, le había montado un escándalo a Mariana, o mejor dicho, le hizo una escena de celos.


-Oh, discúlpame, de verdad.


Dijo apenado y la chica volvió a reír. Se sentó a su lado y suspiró.


-Oh, Kendall Schmidt, ¿me estás siguiendo? ¿Cómo supiste que estaba en la pista de patinaje el otro día, me estás espiando?

-No, fue solo casualidad.

-¿Y porqué no fuiste a saludar? – El chico frunció el ceño –Espera, no me digas que te fuiste molesto, ¿cierto?

-No, bueno un poco. ¿Por qué no me dijiste que era tu primo?

-Nunca me diste la oportunidad de presentártelo. Siempre te ibas furioso cuando me encontrabas con Liam. ¿Por qué?

-¿Quieres saber la verdad? – La chica asintió – Cada vez que te veía con él me ponía celoso.


Mariana sintió un extraño cosquilleo en todo su cuerpo al escuchar lo que Kendall le había dicho. ¿Celoso, porqué? 





Pronto continúo con la parte 2 (: xx.
Nota de la escritora: Por favor, si has leído éste capítulo, califícalo según tu criterio y comenta. Todos los derechos son reservados. S93N © 2012 . 

13 de diciembre de 2012

Confesiones

No hay nada peor que estar en una fiesta con tus compañeros de clases después de un estresante semestre de clases, estás disfrutando y riéndote un rato. Después de 19 años de vida sigues siendo sometido bajo el poder de tus padres, una especie de dictadura. Apenas faltaban dos horas y tanto para media noche, y tu madre se pone estúpidamente histérica porque no has llegado a casa y manda a tu hermano mayor a buscarte. Intentas tomar todo con calma pero con mucho coraje ni siquiera le dirigiste la palabra a nadie. Al apagar todas las luces de la casa, cuando ya todos dormían, abres la puerta del refrigerador y te sientas en el suelo frente a él, sólo te iluminaba la luz del refrigerador inundado en un silencio total. Tomas un par de salchichas y una gaseosa, comes eso con lágrimas derramadas en tus mejillas del coraje y la rabias que sientes por lo que hizo tu mamá. El tanto coraje es porque sólo tienes derecho a desvelarte para estudiar y a salir sólo para hacer trabajos y tareas de la universidad. No tienes derecho a salir un rato a divertirte con tus amigos porque ya que tu madre tampoco pudo hacer eso quiere que tu tampoco puedas disfrutar un poco. Simplemente injusto...


Eso y muchas cosas más me han pasado en el transcurso de mi vida. Cosas que he tenido que soportar, no sólo recibí Bullying de mis compañeros en secundaria sino que indirectamente sigo recibiéndolo, peor, por parte de mi familia. Y que tu madre no tenga confianza en ti, es lo más doloroso que puedes vivir, te parte el alma entera.