El día estaba soleado, la brisa acariciaba
suavemente las mejillas de Mariana y algunas hebras de su castaña cabellera
flotaban en el aire. Leía un libro como de costumbre, una novela de la época
contemporánea. Estaba sentaba en un banco, debajo de un gran árbol en el campus
de la universidad, esperaría a que transcurrieran unos cuantos minutos para
entrar a su próxima clase.
La concentración de su lectura se esfumó totalmente
al momento que su celular comenzó a timbrar. La chica miró el identificador de
llamadas pero el número estaba bloqueado, era un número privado. Dudó en
responder pero la insistencia de la llamada la obligó a contestar.
-¿Quién habla? –Fue directa, le inquietaba
desconocer el número de quién llamaba.
-Hola Mariana.
-¿Quién habla? –Repitió.
-¿Tan fácil olvidaste el sonido de mi voz? –Al
escuchar esa oración y pensar quién podría ser, su corazón comenzó a latir con
rapidez.