Una mañana, recuerdo que lluviosa, me asomé a la calle y vi las gotas de lluvia caer. En ese instante me di cuenta que me hacía falta una taza humeante de té negro con un poco de miel y limón en una mano, y a mi lado me hacías falta tú. También me di cuenta que había dejado muchas cosas atrás, incluyendo los malos recuerdos de mi pasado y algo me acogió, una sonrisa se dibujó en mi rostro y respiré un alivio total, estaba sanada de mis demonios oscuros y eso fue gracias a ti.
Me enseñaste a quemar los recuerdos que me aturdían y que no debía preocuparme por un futuro que aún no llegaba, mejor era vivir con el día a día y disfrutar de las pequeñas cosas que Dios nos brinda.
Entonces, mientras pensaba en todo eso, de mi cuenta de algo y era que tú me habías cambiado la vida. Yo debía ser tu regalo pero mi regalo fuiste tú, contigo solo me importa el presente y presto atención solo a lo que tu mirada dice. Y por todo esto, decidí hacerte saber eso, que contigo me siento hermosa, amada y libre de inseguridades, que contigo me siento viva y llena de una oleada de sensaciones nuevas.
Y es que, mientras miraba la lluvia golpear el pavimento recordé que no importa que tan corto sea el camino porque quién pisa fuerte deja huellas, y tú, dejaste una huella en mí.
Dedicado a alguien que sabe que se lo dedico especialmente, aunque no se lo haya dicho...
Dedicado a alguien que sabe que se lo dedico especialmente, aunque no se lo haya dicho...